lunes, 10 de noviembre de 2014

¿Una flor y otra flor celeste?




Desde muy chica tengo una fascinación por el jacarandá. Supongo que la misma que tenía por María Elena y sus canciones. Ahora que camino todas las mañanas por una plaza que está llena de ellos, no dejo de mirarlos, de pensar... en silencio, paso a paso. Supongo que en mi Pampa natal no había tantos... o no estaban tan a la vista como acá... Pero, si hay algo que me llama la atención del jacarandá, es precisamente, que no es celeste.
Es lila, violeta en su defecto... El jacarandá siempre fue así... aunque nos hayan hecho creer que era celeste. Tal vez sea algo de los árboles, como decir que en La Pampa está el ombú... gran mito, como otros tantos, ¿no?
Hoy, ya de grande me pregunto... ¿para qué nos sirven? ¿qué cosas sostienen? 

Tal vez en mi vida vi muchos de estos hermosos árboles, pero no los supe apreciar porque esperaba el color celeste de la canción... ¿Con cuántas cosas más nos pasa eso? ¿Cuántas cosas queremos creer que son o no son, por algo impuesto?

Hace un tiempo me encuentro en un momento de muchas preguntas. Supongo que es parte de crecer, de volar, o tal vez es que se acerca el Saturnaso en mis primeros 28 años de edad... Sea por lo que sea, después de unas semanas de crisis, vivo feliz sin mitos. Viendo y descubriendo todas las cosas por primera vez. De nuevo. De a una. Con la misma ingenuidad de un chico. Porque este tiempo me demostró que no hay verdades, que no hay mentiras, que solo hay tiempo. Y pasa. Hay amor, y desamor, y hay que demostrarlos. 

Hace ese mismo tiempo que me permito volver a diseñar de noche, volver a creer en mí. Apostar. 
Ser. Y con ese ser, siempre vuelve mi Pampa natal, con su Caldén, no el ombú que todos quieren que haya... El caldén, el árbol más hermoso que ví jamás... El árbol que marca la raíz que mucho tiempo intenté borrar, pero hoy amo más que nunca...

Porque siento que volví a ser yo. Que las tempestades, las pruebas, me hicieron reencontrarme con lo que soy, con lo que siempre fui. Con mi genialidad geminiana, con mi dualidad inteligente, con mi humor ácido y rápido, con la sensibilidad que me hace volver a escribir. Con el poder de mutar de escuchar cuartetos a Silvio Rodriguez en quince minutos.

Y saber que TODO ESO soy yo. 

Amigarme, aceptarme, amarme.

Ya pasó la bifurcada, el camino es uno. Y estoy más que segura de recorrerlo. 



4 comentarios:

  1. Te amo, toda y en cada una de tus mutaciones ♥

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  2. ¡Los motes tambien amamos a la tía Euge!
    Pos ser dulce y sensible, pero tambien, como vos decís, por ser geminiana ¡hasta la médula!

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