martes, 11 de noviembre de 2014

.La pérgola.

En mi primer año en la facultad (y en Buenos Aires, claro está), para el trabajo final de Proyectual 1 (materia que aborrecía), me tocó hacer una maqueta de "la pérgola". Una plaza en Alvarez Thomas al 1000, que me pareció el otro extremo de la ciudad, a la cual tuve que, no sólo dibujar con mis nulas habilidades, sino también construir con madera balsa...

Fueron horas de llanto, y mucha crisis en la Residencia que vivía. Suerte que tenía amigas y compañeras de vivienda incondicionales que me ayudaron hasta el final. Para no hacer tan largo el tema, voy a concluir contando que aprobé la materia, por supuesto arañando el cuatro, y la maqueta terminó aplastada bajo mis pies y los de Loli que fue la que me ayudó a pegar banquito por banquito con pegamento universal.

La plaza de Alvarez Thomas siempre siguió ahí. Referencia de "mitad de camino" cada vez que voy de visita a los de mis sobrinas. Fue el "chiste fácil" un par de años, y después quedó ahí...


Esta mañana, volví a pasar. Esta vez caminando. Volvía de una reunión de trabajo súper linda, con el corazón contento, de la mano de la persona que amo y comparte mi sueño conmigo, y la ví.
Vi la pérgola. De cerca. Le saqué una foto. Y me detuve a pensar.

¿Pude en aquel momento ver la hermosura de esta arquitectura de Buenos Aires? No.
Tuvieron que pasar diez años. Pero la pérgola siguió ahí. Esperandome, para que yo pudiera pasar a apreciar su belleza. Y sonreír. Al lado tenía un jacarandá.

Qué maneras tiene la vida de demostrarnos que estamos haciendo las cosas bien, y que tarda en llegar, pero al final... hay recompensa.

2 comentarios:

  1. me encanta amiga!!!! amo tus textos, el modo de expresar tus sentimientos...te admiro! y te llevo en el corazón siempre, aunque no hablamos seguido, aunque estamos lejos..siempre hay algo tuyo que me hace recordarte con cariño...me alegra el alma que vuelvas a escribir y de esta manera, descubriendo, sonriendo..amando. te quiero mucho!!!! Silvi G.H.

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  2. porque aquello que cuesta, siempre nos deja su marca, y con el tiempo sabemos valorarlo y verlo con otros ojos, linda historia, aprendizajes compartidos.. beso!

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