viernes, 24 de agosto de 2012

.Romper el silencio.


“El silencio no es tiempo perdido”
Entre mates, y muchos programas abiertos, escucho esa frase, y pienso, en cuanta razón tiene.
Este 2012 ha sido para mí, un año de mucho crecimiento. Madurez, cambios.
Desde lugar donde vivir, trabajo, estilo, pensamientos.
Creo que hay algo que aprendí este año,  y que se me sigue demostrando, que es, que las cosas van a tomar la forma que necesiten. Que todo se va a amoldar. De una u otra manera.
Y como siempre se dice, lo que queda, quedará.
Este año decidí poner por encima de todas las cosas mi salud emocional. Terminar la carrera es algo que me moviliza demasiadas cosas. Siete, casi ocho años de mi vida siguiendo un deseo tan grande… es fuerte.
Ser diseñadora es, para mí, la culminación de todo lo que alguna vez soñé. Tener un estudio propio es parte de eso, y está en marcha. Despacito, volando bajito y lento, pero está en marcha.
Y ver, que los sueños de uno se van cumpliendo, genera miedos. Ansiedad, felicidad, angustia, emoción, lágrimas, risas. Hay obstáculos, como en todo, pero de a poco se van atravesando.
Me encuentro en muchos conflictos emocionales y lo reconozco. Sí, estoy sensible. Y tal vez ver, que alguien no piense igual que uno, se toma como “boicot”. Entiendo que, al ser cosas que deseo tanto, se me confundan conmigo misma, pero trabajo en eso. Cada vez. Día a día.

Este último año sentí muchas cosas con respecto a la FADU, me sentí capaz, me sentí incapaz, me sentí valorada, muchas veces agredida, pero es todo parte de lo mismo. Y decidí, tomar mi propio camino. Aún, sabiendo que gente iba a quedar atrás. Con todo el dolor de mi alma. Soñando de noche. Tratando de hablar aún sin saber qué decir.
Porque a veces, aunque no haya pasado ningún hecho que modifique los acontecimientos, las mentes, y particularmente la mía, van mucho más allá de todo y generan cosas que no existían.
A eso iba con la frase del principio. Esta vez decidí callar. A agresiones, o tomadas por mí como tales, al basureo de nuestro trabajo, sin tratar de explicar lo que nos cuesta el día a día en esta empresa. A desprecios facultativos, que seguramente yo generé por mis actitudes.
Preferí estar al margen, y esperar. Como siempre, el tiempo me demostró que las relaciones de verdad, donde hay amor verdadero, cariño, preocupación, no mueren.
Mutan. Toman otras formas.

Preferí dejar de ser aquella nena que se enojaba, y traté de entender que cada uno tiene sus razones y sus conveniencias. Y yo las mías. Y la verdad, es que hago lo que puedo. Me manejo como puedo, como me sale. Pero por primera vez en mi vida, pensando en mí.

Se me caen algunas lágrimas porque hace mucho que no podía escribir. No me permitía hacer esto que me hace tanto bien, asentando lo que me pasa. Asentando que, sí, yo también me equivoco, fallo.
Como todos.


3 comentarios:

  1. Amiga, te quiero tanto... confío y creo en vos.

    ResponderEliminar
  2. "Los melones se acomodan andando"
    Te amo, princesa.
    Sos cada día una mujer más linda.

    ResponderEliminar
  3. Qué bello! siempre es tan lindo leerte...

    ResponderEliminar