Hoy, me encontré explicándole
a una nena de cinco años, el porqué de mis ausencias. Me sentí fatal. Me sentí
hasta tonta. Pero sabía que lo tenía que decir…
“Juli, vos sabes
que la tía viene cuando tiene un poco de tiempo, porque está trabajando y
estudiando. Pero te quiero mucho sabes, todo el tiempo pienso en ustedes.”
“Sí tía, yo lo sé.”
Y me abrazó y me dio un beso.
Fue su manera de
decirme que no me preocupe. Que ella sabe.
Horas antes, me
encontraba con que mi sobrina menor me llamaba, pronunciaba el tan esperado “tía”.
Sólo pude alzarla y abrazarla. En el
fondo sé que entiende lo feliz que me hizo. Que me reconozca. Y en ese
reconocer está el “estar”.
El viernes me
encontré pensando en que aún a pesar de todo el trabajo pendiente, de toda la
facultad pendiente, tenía que hacerme un segundo este finde para verlas.
Menos mal… todo lo
que me hubiera perdido…
y si si....yo todavia sigo embobada porque me decia Anny......son cosas irrepetibles
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