Estos alejamientos
temporales de la escritura, pero ciertamente tan cercanos, me hacen volver, y
decir, decir, y decir.
Que no escriba
mis blogs no significa que mi cabeza no piense en forma de verso, que cada
situación de la vida se me vaya en mil palabras que añoro poder plasmar, pero últimamente,
me cuesta.
Mi relación con la escritura siempre fue y será algo muy pasional. Pero como toda pasión, cuando duele, uno trata de alejarse.
Mi relación con la escritura siempre fue y será algo muy pasional. Pero como toda pasión, cuando duele, uno trata de alejarse.
Como un
remedio, cuando uno sabe que tomarlo le va a hacer muy bien pero se niego al
principio.
Esto me pasó
todo este tiempo.
Esta vez no fue
falta de tiempo, ni falta de ideas, ni de argumentos.
Es alejarme. Es
no querer plasmar esto que me atraviesa y está motivando todas mis decisiones de
mi último tiempo. El duelo.
Sonaré
recurrente pero la perdida de esta gran mujer me hace estremecer todavía, y
cada día que pasa el tiempo, la extraño más.
El Domingo
pasado fue un día de la madre muy difícil.
Lo pasé muy
bien gracias a mi nueva familia adoptiva, pero algo en mi corazón estaba allá,
a 600 kilómetros
abrazando a mi mamá, y a miles de millones de estrellas de distancia
abrazandola a ella. La gran tía Mabel.
Esta semana
tuve una gran descompostura, casualidad o causalidad, quien sabe. Pero todo el
tiempo que estuve en la cama, esperé su llamado.
No me
acostumbro aún a no tener esa palabra de aliento, ese silencio justo, esa
fuerza increíble que transmitía.
El otro día
hablandolo en terapia, salió una frase muy interesante: “si hay humo, es porque
hubo fuego”. Digo, es cierto. La tía fue la mejor del universo, así como mi
abuelo. Y si esas dos relaciones tienen que marcar mi vida, y sobre todo mi
arte, que así sea.
Porque yo sé. Sé,
con toda la fuerza de todo el alma, que ellos me ven y me leen. Y que en algún
momento todos nos vamos a volver a encontrar.
Mucha gente me
pregunta por qué hace tanto que no escribo en “Olivia” (http://cosasdeolivia.blogspot.com/),
y creo que la respuesta es, porque hubiera sido más fácil. El dolor en tercera
persona es algo mucho más fácil. Así como lo es la felicidad en primera.
Prefiero dejar ese espacio para cuando tenga ganas de contar historias, y hoy
por hoy, hacerme cargo de mí misma.
Te adoro Euge :) y me alegra mucho volver a leerte, a pesar de todo... se que es dificil.
ResponderEliminarTe quiero amiga, y mucha fuerza!!!!
Sabés que daría mis piernas si tuvieras que volver a caminar. Que me arrancaría la lengua si tuvieras que volver a hablar. Y que me sacaría los labios si necesitaras volver a sonreír.
ResponderEliminarPero como mi corazón es tuyo, tenés que saber que nada te va a hacer falta nunca, porque siempre te voy a tener entre mis brazos.
Muy lindo cuña, y entiendo algo de ese dolor yo tambien extraño horrores sus llamdas y consejos, es como que me sin mi consejera. Igual sus palabras siempre estan en mi. Ups creo que tenia ganas de llorarla, perdon que use tu espacio. Te quiero cuña con todo mi corazon. Pau
ResponderEliminar