Parte de los caos existenciales, por más pequeños que sean,
en la vida de alguien, se deben a ese movimiento interno extraño, difícil y
complejo que uno da al avanzar (o retroceder en el peor de los casos). Para
este tipo de movimientos hay dos opciones: o dejarse llevar, y ver que pasa, o
negar todo y dejar que nuestra vida siga chata como antes.
Hoy, me dejo llevar. Intento. Pruebo. Miro, inspiro y me
lleno cada partecita de cuerpo con ese aire de lo nuevo. Y me pongo nerviosa, a
veces lloro. ¿Y, qué tiene?. ¿Qué hay de malo en llorar un poco al darse cuenta
que todo se ha movido de lugar?
Cuando hay que vivir un duelo con todo el trajín diario.
Cuando un mes y medio parece una eternidad
para tantas cosas pero es tan poco para procesar y aceptar que alguien
no está más…
Hoy, me tomo diez minutos. La lloro. La extraño. Pienso
en ella y en el abuelo.
Cuánto de ustedes hay en mí… cuánto!
Ganas de escribir, crear, cantar, bailar, disfrazarme.
Ganas de hablar y de psicoanalizarme. Ganas de ayudar. Ganas de ser. Y de ser
feliz. De sonreir.
Otra vez gracias.
Cálidas lagrimas de orgullo y un beso enorme para allá
arriba.
Geu.
ayer viendo a Tomy tomar la comunión, lloré en silencio pensando en ella....que orgullosa hubiera estado!!! y cuanto noté su ausencia...........
ResponderEliminarSe extraña, y mucho. Pero es reconfortante saber que ella está viéndote todo el tiempo..
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