.una simple pregunta.

Cada dos por tres, una persona muy cercana me pregunta como me siento con respecto a la falta de la tía. Contesto. Siempre lo mismo.  “Ahí va, ahí lo llevo. A veces bien, a veces mal.”

Pero, más allá de todo lo que puede significar esa respuesta, prefiero centrarme en la pregunta. ¿Cómo te sentís?

Qué gran pregunta. Que grande puede hacer a alguien como persona hacerla.

Cómo puede cambiar la visión que uno tiene. ¿Cómo me siento? Digo, ¿uno se escucha?.

Esa misma persona me incita a que escriba, y espera ansiosa mis escritos.

Qué grandeza demuestra interesarse de esa manera por el otro.

Tal vez estas cosas me pasaron de largo en otros momentos de mi vida. Pero hoy, cuando veo que la gente que más me hubiera gustado me acompañe en este momento tan duro de atravesar, no está,  opto por creer en esta gente.

Opto por dejar ir, como dije en mi post anterior. Porque dejar ir a un amigo que necesita otra cosa es Amor. Aunque duela. Es crecer. Es aceptar y entender que no todos tenemos los mismos intereses, conceptos e ideas. Es estar abierto a cosas nuevas.

Y, es cierto, no sé como estoy. Todavía esa pregunta es muy difícil de contestar.  El duelo es algo tan personal como doloroso.
Pronto podré responder esa pregunta. Pero, hoy por hoy, te agradezco mucho que la hagas.

Salud, y buen viaje a los que se fueron.