Tres y media de la tarde. Me hago un té. Muy contrapuesto
a los termos de mate rápidos que he tomado estos días a la misma hora…
Está nublado en Buenos Aires, Ismael Serrano es la
compañía perfecta para el aroma a melisa que sale de la taza rayada que me
regaló la abuela.
Mi té reposa tranquilo, esperando. Tanto él, como la
escritura, me saben esperar. Saben que mis tiempos, mis cambios de humor, mis
ansiedades, me hacen no poder disfrutarlos todo lo que quisiera o necesito.
Hoy, me siento un rato a mirar mi vida. Pienso que se
acerca mi cumpleaños, que tan significativamente es el primer día de la segunda
mitad del año. Pienso que estoy muy cansada, bastante estresada, y algo
enferma. ¡Pienso que ya es mayo! Pienso en fechas, recuerdos. Aniversarios.
Hace dos años mi vida estaba por cambiar. Hace dos años
creía amar a la persona equivocada. Hace dos años mi cuerpo me avisó que me
tenía que cuidar más. Hace dos años cuando mis venas decidieron funcionar mal,
el reposo inevitable, hizo que todo se diera vuelta.
Hace dos años vi la vida un mes desde una cama. Ví a mi
mamá haciendo lo imposible porque yo sonriera… viví con miedo y una angustia
insoportable que sólo solapaba la hermosa Julieta con sus sonrisas infantiles,
como siempre.
Hace dos años me dí cuenta que eso que creía amor no era
más que un raro acuerdo de partes. Pude mirar un segundo a mi lado, y ví al
amor de mi vida, que siempre había estado ahí, esperándome… En silencio, y cuidándome
mucho más que el amigo o compañero de la facultad que creía que era.
Hace dos años empecé a crecer, a creer en mí. Y me pude
levantar. Con ayuda, por supuesto. Pero con muchísima fuerza de voluntad.
Hoy, me siento un rato. En este sillón. Nuestro sillón.
Ese que compramos con nuestro trabajo, nuestro primer mueble, al que luego le
siguió la nueva mesa… La misma mirada me
lleva hasta el patio donde veo las reposeras que construyó mi abuelo, pasando
por esa planta que nació de aquel gajito de mi tía… Y pienso. ¿Qué es del hoy
sin el ayer? Todo, y todos los que pasaron por nuestra vida nos marcan, nos
llenan. Nos enseñan.
Miro a mi izquierda y veo un semi taller. Veo que el
sueño que tuve desde siempre se está cumpliendo… mi propia empresa de diseño. Y
lo mejor de todo esto, es que no es mía, es NUESTRA. Miro afiches de una pronta
entrega arriba de la mesa y pienso en que este va a ser el último año de
facultad. Que se está terminando un hermoso ciclo, y todo gracias a haberle
puesto todo a pesar de las dificultades…
Estoy sensible. Muy.
Pero es porque al fin soy feliz.
Muy.
Cada pedazo de tu felicidad arma la mía. Si tu felicidad no existiera, no sería posible la mía; mis sonrisas no existirían si no copiaran las tuyas; mi paz no existiría sin tu locura, y mi locura no sería tal sin tu paz.
ResponderEliminarQue te amo cada segundo más, lo sabés. Pero que sos la mujer de mi vida, la que siempre soñé y con la que quiero despertar todos los días, creo que lo imaginás.
Qué lindo Euge lo que decís... Me emocionó.
ResponderEliminarUn 2012 innolvidable...
Beso enorme, gigante, desde Boedo.