.despidiendome despacio.

Lo raro de tener estas ganas inmensas de escribir, es el miedo enorme que tengo de plasmar lo que tengo para decir.

Una oración rebuscada para decir que pasó lo inevitable, lo que nadie quería que suceda pero sucedió. Lo que tantas noches en vela me tuvo cinco años. Lo que nos daba fuerzas y a la vez nos daba angustia.

Se fue. Físicamente.

En mi corazón está hoy, y va a estar siempre. En un lugar súper privilegiado. Al que pocas personas pudieron llegar.

Como ya escribí en algún otro lugar, la tía dejó y va a dejar por siempre huellas en todos. Dejó marcas inmensas, enseñanzas increíbles.

Y la extraño.

Hoy, después de la vorágine de los primeros días.

Después de las horas de llanto, angustia, tristeza y silencio.

Vino la calma. Y con ella, la ausencia.

Hoy se extrañan los consejos, las llamadas a las nueve de la noche.

Las risas, la complicidad. Ese amor que siempre tenía para dar.

Esa palabra justa que hacía que todo tuviera otro color.

Tiempo.

Necesario.

A vos que tanto te gustaba leerme tía adorada, irán mis próximos posts.

Sé, sé muy bien, que estás con el abuelo leyéndome.

Y eso me da paz.

Los amo.