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A lo mejor fue la presión. Los recuerdos, el sentirse identificado, así como de repente.
Y esas ganas locas y extrañas de gritar pero de no decir nada a la vez.

Hoy pienso en qué pasó alrededor en ese momento. Cómo lo sintieron los demás. Tal vez pude ponerme, viéndolo en una simple novela, del otro lado.
Tal vez hoy me da más dolor, desde afuera. Pienso en qué difícil fue para los que me aman, verme así, destrozada.
Hoy pienso, en el de dolor de una madre al ver que su hija menor estaba como estaba yo, pienso en mis amigos qué hacían lo imposible para qué mejore.
Y no voy a hablar acá de lo que pasó, porque quienes lo tienen que saber lo saben.

Tal vez es una carta desesperada desde un dolor extraño que resurgió no se de donde, para decirles GRACIAS, gracias por estar a mi lado en todo lo que fue mi mayo del año pasado. Y, no estoy triste, es sólo un escape más, para que esto que me acaba de pasar se vaya, para seguir siendo esa que soy hoy, gracias a lo que pasó.

Si hay algo de lo que estoy segura en esta vida, es que esa, no va a volver.
Gracias a todos, y perdón por este alocado vómito…