lunes, 19 de abril de 2010

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No me gustan los sanatorios, ni la clínica ni el hospital… El 2008 fue un año en el que tuve que visitarlos mucho… Viendo a mi hermoso sobrino luchando por vivir, y viendo a la persona que más amor me dio en este mundo, despedirse lentamente…
No me gustan, para nada, pero un gran amigo al que lamentablemente ahora no veo demasiado me dijo, “Eu, andá a verlo, no te arrepientas después; viajá…” Y así fue, en abril del 2008. Todo era temor, no quería que me abandone…
Pensé que tal vez sólo iba a ser un susto, como tantas otras veces, pero cuando me despedí ese día a la tarde, y le dije… “abuelo, te amo, mañana nos vemos”, supe que ahí todo terminaba. Me miró con esos ojos grises que siempre adoré, y sólo sonrió. “¿No me amás?” le pregunté. “Te amo, y seguís teniendo esa misma cara de muñeca que cuando eras chiquita” me dijo. Y cerró los ojos.
Cuando me acosté esa noche, sabía lo que iba a pasar, se lo dije a mis amigos cuando los ví esa tarde… “Es hoy.”. No me quería acostar, al igual que estoy haciendo ahora, me quedé en la computadora, comí un chocolate (que ahora me vendría muy bien), y me acosté. Estaba sola en casa, igual que ahora… Me costó mucho dormir, y fueron sólo minutos los que pasaron para que mamá llegara a despertarme y darme la noticia.
El 19 de abril del 2008 fue el día más desgarrador de toda mi vida. Aún más que los ataques de pánico que vinieron el año pasado para esta fecha, sólo por su recuerdo. Gracias a dios hubo personas maravillosas a mi lado, sobre todo mi hermosa Anita, que me abrazó, se tiró al suelo conmigo, y me entendió cuando todos querían sólo que pare de gritar.
Todavía no entiendo porque se fue. La persona que está a mi lado hoy, me dice que no sea egoísta y piense en él como lo bueno que fue, que no esté triste. Sé que es lo que tengo que hacer, que es lo que me dicen todos, que él me ve, desde donde está, y no quiere que esté así. Pero yo todo el año lo recuerdo así, siempre sonrío al nombrarlo, estoy más que orgullosa de ser la nieta de Generoso Gonzalo, porque es el hombre más maravilloso que conocí en toda mi vida.
Me enseñó lo maravilloso de la vida, lo hermoso de sembrar y ver crecer esa semillita, me hacía juntar los huevos de las gallinas de su patio… Me hacía muñecas con los choclos, y todos los días me mostraba como crecía ese hermoso ceibo del patio. Hoy en casa hay uno, de sus retoños, se llama Generoso; papá y yo lo cuidamos como si él estuviera ahí. Me gustaría poder abrazarlo y decirle que yo entiendo lo que siente cada vez que mira ese árbol, pero como todo en esta vida, para qué demostrar los sentimientos, ¿no?. Por eso creé este blog, una válvula de escape.
Hoy no puedo, no puedo recordarlo con alegría. Hoy rememoro minuto a minuto de aquel fatal día, los llantos, los gritos, las flores, el auto, el cementerio, el pasto… todavía siento lo frío que estaba ese pasto, y esa terrible imagen de mí sola, cuando todos se iban…
Porque si no fuera por él no sabría jugar al truco, no sabría ser tan sociable, no sabría nada de la vida del campo, no sabría redactar, porque mis primeros pasos en la escritura fueron redactando sus historias, las que guardaba con tanto amor en una carpeta y le mostraba a todas las visitas.
Generoso Gonzalo, fue, es y será la persona que más marcó mi vida, la persona que más me amo, y a la que más voy a amar en toda mi vida. Y aunque todos digan que lo van a poner tristes mis lágrimas, yo creo que también debe estar contento por saber que dejó en mi la mejor enseñanza que se le puede dejar a alguien. Me enseñó a amar.

TE AMO ABUELO

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